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"El Negro no es sino el resultado de una extensa búsqueda interna, espiritual y física, pero si no la entendemos tergiversamos conceptos e ideas y en ello radica el problema de la humanidad, porque trabajamos con conceptos que se le ha dado al Negro fuera de lo legítimo y original. Somos hijos del universo y si lo entendemos seremos otra clase de seres humanos: sanos, alegres, libres, fuertes, poderosos, invencibles y perfectos como El Negro, y entenderemos nuestro verdadero origen."

Beatriz Zamora

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Carla Stellweg

“Beatriz Zamora es una mujer, artista, que durante más de 40 años ha desafiado y alterado constantemente todas las reglas autoritarias del mundo del arte institucional. Sus obras performáticas de negro sobre negro sobre negro, son a la vez un lamento y una oda. Como lo es el delicado equilibrio que existe entre adentrarse al ojo del huracán y cabalgar a un tigre. Única y dotada de talento, el impacto de su trabajo perdurará y uno no puede ni debe olvidar o descartar la contribución de Beatriz Zamora al arte contemporáneo.”

Enero, 2020.

México y Nueva York, EUA.

Luis Carlos Emerich

Beatriz Zamora, una artista cuya excepcionalidad consiste en haber asumido sus propios avatares vitales como el medio mas arduo de sensibilización y conocimiento, y de descubrir su vocación creativa y desarrollarla hasta hoy contra todas las adversidades. Pero sobre todo, Zamora es una artista excepcional por sostener contra la crítica, el mercado y las “políticas” y veleidades tendenciales del arte, su propuesta de la materia negra (el Negro, como ella denomina a una costra negra de diversas densidades, texturas y tonos, que sustituye a los pigmentos tradicionales) como un principio filosófico-poético, con tal convicción que podría revelar la ausencia de convicciones en el arte de hoy.

México 

Eduardo Rubio

La Obra de ningún artista mexicano ha desatado tantas pasiones y ha sido tan incomprendida como “El Negro” de Beatriz Zamora.

 

Una vida entera entregada a la búsqueda, mediante el desarrollo de una obra plástica, de un concepto inasible que tiene que ver con el origen de todo lo existente, con el principio del universo y de la vida.

 

No hay, en la historia de la pintura, otro artista que haya perseguido con tanto amor, fe, confianza y perseverancia algo tan sutil e invisible como es “El Negro”.

Agosto, 1998.

México 

Jorge Alberto Manrique

Hay artistas para los cuales la obra solo tiene sentido y vale la pena como proceso de una búsqueda del absoluto. A esa raza peculiar, en forma extrema, pertenece Beatriz Zamora.

Búsqueda y absoluto son dos palabras que (en su limitación) son inevitables cuando uno se coloca frente a la obra de Beatriz Zamora. Ella es de esa clase de artistas para los cuales la obra no es válida en si misma sino sólo como medio para alcanzar algo mucho mas amplio, que está del otro lado de la obra, pero que es sólo accesible por ella. Ese más allá indefinible, que tiene que ver con la naturaleza, con el hombre, con la unidad de las gentes y las cosas, con la vida, con la muerte, Beatriz Zamora trata de penetrarlo y hacerlo accesible a nosotros a través de unas piezas negras trabajadas con sus manos (hace tiempo que ha abandonado los pinceles); la desproporción se nos aparece monstruosa: sólo una fe iniciada puede darle fuerza para acometer la empresa y para suponerla posible.

Carbón, carbón de piedra, grafito, pirita: unos cuantos materiales son los únicos posibles para quien sólo trabaja el negro. Materiales que por su naturaleza exigen del artista un esfuerzo particular, un trato largo y difícil para ir encontrando sus razones, sus modos, sus comportamientos. Una hermandad con el material que está en la línea lógica del trabajo de Beatriz Zamora. A través de ciertos planteamientos o tratamientos básicos ha sido capaz de extraer una inmensa cantidad de posibilidades según las diversas maneras en que el material se comporta.

 

Septiembre, 1987.

(1936-2016)

México 

Juan García Ponce

Beatriz Zamora se funde con la materia para hacerla hablar, logra abrir el oscuro secreto oculto detrás del silencio. Ella encuentra la luz dentro de la más profunda oscuridad. Beatriz no la modifica, establece un diálogo con ella y, a través de sus obras, le permite recrearse y hacer evidente ese diálogo eterno entre espíritu y materia. Pero, no es fácil traspasar el aparente rechazo que la obra misma nos impone.

 

Necesitamos abrir nuestro corazón y agudizar nuestros sentidos para que una vez traspasada la oscuridad lleguemos a la verdadera luz. Sus cuadros no hay que mirarlos, no hay que contemplarlos tampoco, hay que penetrarlos. Sus cuadros nos piden que nos adentremos en ese oscuro túnel que su apariencia inmediata abre, para, avanzando “a ciegas” por él, llegar hasta la auténtica luz que hace posible la verdadera contemplación interior.

 

Lo que las obras nos ofrecen, entonces, es mucho mas que satisfacer el sentido de la vista. Negándole todo valor, primero lo conducen, como si dijéramos, tomado de la mano, tal como se lleva a un ciego, hacia su verdadera realidad. Desde ese lugar, desde ese punto de vista, cada cuadro se nos muestra como una vía hacia la revelación. Revelación del mundo y encuentro con nosotros mismos dentro del mundo. Hay que entrar al negro agujero que abren las obras de Beatriz Zamora. En el fondo de él se encuentra la luz: la densidad de la materia en la que se aloja para hacerse posible la alada y siempre evanescente realidad del espíritu.

Mayo, 1980.

(1932-2003)

México 

Robert Rosenblum

En esta búsqueda imaginativa de metáforas que bien podrían ilustrar el libro del Génesis, Zamora ha dejado al descubierto un lenguaje pictórico que capturó a los fenómenos naturales en sus formas más elementales, antes de que la geometría racional pudiese intervenir, antes de que los objetos palpables fueran forjados. Como si fuera una hechicera, sumergiéndose ella misma en los materiales primarios de la tierra y recreando misterios ancestrales. Cuando moldea con sus manos una densa masa de carbón triturado se convierte en un moderno Anteo que extrae la fuerza de la tierra. Cuando hace el marcado de una línea o de una división entre lo que está a la derecha y a la izquierda, arriba y abajo, se convierte en una imaginera primitiva, como si hubiese hecho resucitar el primer impulso humano para imponerle un molde a la materia desestructurada.

Fragmento de texto.

Febrero, 1979.

(1927-2006)

Nueva York, EUA. 

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